CAMBIO DE ESTILO DE VIDA PARA COMBATIR LA OBESIDAD: IMPACTO DE LA DIETA Y EL EJERCICIO EN LA PREVENCIÓN Y EL TRATAMIENTO

Resumen

La obesidad se ha consolidado como uno de los mayores desafíos para la salud pública en las últimas décadas, requiriendo estrategias efectivas que abarquen no solo el control del peso, sino también la promoción integral de la salud. Este estudio tuvo como objetivo analizar el impacto de los cambios en el estilo de vida, especialmente en cuanto a la dieta y el ejercicio, como formas de prevenir y tratar la obesidad. La metodología empleada se basó en una revisión bibliográfica cualitativa, que incluyó un análisis de artículos científicos, con énfasis en estudios brasileños que abordan intervenciones prácticas dirigidas a la reeducación nutricional, la actividad física regular y sus efectos sobre los indicadores de salud en personas con obesidad. Los resultados mostraron que las intervenciones que integran orientación nutricional continua, actividad física supervisada y apoyo psicosocial son más efectivas para reducir el índice de masa corporal, mejorar la condición física, el equilibrio emocional y la adherencia al tratamiento a largo plazo. También se observó que los enfoques interdisciplinarios contribuyen a la reducción de los factores de riesgo asociados con la obesidad, como la hipertensión, la resistencia a la insulina, la dislipidemia y los trastornos del sueño. La calidad de vida de los participantes también mostró una mejora significativa, especialmente en aspectos relacionados con la autoestima, la movilidad funcional y la participación social. Se destaca la importancia de las políticas públicas para garantizar el acceso a entornos saludables, profesionales cualificados y educación nutricional, especialmente en comunidades socialmente vulnerables. La conclusión es que los cambios en el estilo de vida son una herramienta eficaz y sostenible para combatir la obesidad, y es necesario promover acciones educativas, inclusivas y personalizadas que fomenten la autonomía individual y fortalezcan una red de apoyo continua. La adopción de hábitos saludables debe fomentarse desde la infancia, considerando las particularidades culturales y sociales de cada grupo, para que los resultados alcanzados sean duraderos y se difundan ampliamente en la sociedad.