PEDAGOGÍA DE LA ALTERNANCIA – INTEGRACIÓN ENTRE CAMPO, FAMILIA Y ESCUELA EN LA FORMACIÓN DE SUJETOS DEL MEDIO RURAL

Resumen

La educación rural, a lo largo de la historia, ha estado marcada por procesos de invisibilización y marginación pedagógica, generando asimetrías en el acceso, la formación y la permanencia escolar de los jóvenes rurales en comparación con los urbanos. En este contexto, la Pedagogía de la Alternancia se presenta como una estrategia educativa innovadora que articula el tiempo-escuela y el tiempo-comunidad, promoviendo vínculos socioculturales, aprendizajes contextualizados y el protagonismo juvenil. Esta propuesta se basa en la integración entre la formación técnica y humana, teniendo como principios la sostenibilidad, el asociativismo y la valorización de las identidades campesinas. La metodología de la alternancia permite que el estudiante viva períodos de formación en dos espacios complementarios —la escuela y la comunidad— desarrollando actividades orientadas por monitores y proyectos pedagógicos vinculados a la realidad rural y a la vida familiar. Así, este artículo tiene como objetivo analizar cómo la Pedagogía de la Alternancia contribuye a la formación de sujetos rurales capaces de permanecer y transformar sus territorios, construyendo saberes aplicables a la convivencia con el semiárido y fortaleciendo el sentido de pertenencia sociocultural. La investigación parte de la pregunta: ¿de qué manera la integración entre escuela, familia y comunidad favorece el aprendizaje integral, el protagonismo y la permanencia del joven en el medio rural, ampliando sus oportunidades de futuro sin romper con sus raíces culturales? Teóricamente, se apoya en los trabajos de Freire (2014a; 2014b; 2014c), Molina (2006), Caldart (2000; 2001; 2009; 2012), Primavesi (2002), Santos (2008; 2020), Martins (2020), Frigotto (1989), Gimonet (2007; 2008), García-Marirrodriga y Puig-Calvó (2011), Begnami (2022), Epstein (2018), Gadotti (2002), Caliari (2013), Andrade (2017), Granereau (2020), Arroyo (2012), Angelo (2017), Brito (2022), Clarice Santos (2008), Foerste y Schütz-Foerste (2014), Altieri y Farrell (2018), entre otros. La metodología es de carácter cualitativo, según Minayo (2007), descriptiva y bibliográfica conforme a Gil (2008), con un enfoque analítico comprensivo de Weber (1949). Los resultados de la investigación revelan que la Pedagogía de la Alternancia potencia la permanencia de los jóvenes en el campo al integrar escuela, familia y comunidad en un proceso formativo contextualizado, afectivo y emancipador. Se observó que esta metodología fortalece la identidad rural, amplía la autonomía y promueve aprendizajes significativos vinculados al territorio y a la sostenibilidad. Asimismo, se constató que la alternancia contribuye a reducir la deserción escolar y a desarrollar competencias técnicas y sociales orientadas al trabajo cooperativo y solidario. Además, se evidenció que la educación rural, cuando está enraizada en prácticas participativas, se convierte en un instrumento de resistencia y de reexistencia cultural.