LA ESCOLARIZACIÓN NO GARANTIZA BUENAS ELECCIONES: UNA MIRADA HISTÓRICA Y ÉTICA A LA CONCIENCIA POLÍTICA

Resumen

Se ha convertido en una regla afirmar que, cuanto más estudian las personas, más capaces son de elegir buenos políticos. Esta idea se ha arraigado en la mayoría de las clases sociales, especialmente en la llamada élite intelectual. Sin embargo, en la práctica, al analizar las posiciones políticas de los más escolarizados, resulta evidente que muchos eligen o apoyan políticos que, en gran medida, son defensores o simpatizantes de regímenes opresivos y autoritarios. Por ejemplo, en 2025, el ministro decano del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Gilmar Mendes, declaró públicamente: “Todos somos admiradores del régimen chino, de Xi Jinping” (UOL, 2025), durante una sesión sobre la regulación de las redes sociales. Aunque este es un ejemplo, podrían mencionarse muchos otros. Al estudiar la historia, encontramos numerosos casos en que personas con alto nivel educativo apoyaron regímenes que incluso practicaron genocidios. Esto muestra que la escolarización, por sí sola, no garantiza valores como la empatía, el respeto a los diferentes puntos de vista ni la capacidad de tomar decisiones políticas acertadas que respeten la democracia y los derechos humanos. En este ensayo establezco vínculos entre las reflexiones de Paulo Freire, Hannah Arendt, Edgar Morin, John Dewey y Martha Nussbaum, apoyadas en datos de organismos como la UNESCO, el PISA y el Pew Research Center. El objetivo es mostrar que formar ciudadanos capaces de emitir juicios políticos imparciales va mucho más allá de acumular información. Para desarrollar un pensamiento crítico y justo, es necesario estar abierto al diálogo y asumir una actitud humilde para reconocer errores y cambiar de postura cuando sea necesario. Casos históricos y ejemplos actuales muestran que la conciencia política surge y evoluciona cuando la razón, la ética y la empatía se convierten en aliadas, y no siempre dentro de las aulas.